La meditación
No existe una definición exacta en cuanto a la meditación. Se podría decir que es una práctica para calmar los pensamientos que agitan la mente. Es un estado activo pero calmado, donde nos desconectamos de los cinco sentidos y nos centramos en el espíritu interior.
Es un proceso de dos etapas, prácticar las técnicas hasta despertar a tu alma y elevar tu alma a la unidad con el espíritu. No podemos decir que meditamos hasta que no llegamos a la unidad, podemos decir que estamos practicando la meditación.
¿Que hacemos cuando al meditar aparecen todo tipo de pensamientos y emociones? ¿Significa que lo estamos haciendo mal? No, es una muy buena señal. Al darle libertad a la mente para que haga lo que quiera sin juzgarla, lo primero que suele ocurrir es que ésta se vacía, echa toda su porquería al exterior, y por eso la mente ordinaria se llena tanto y parece tan confusa en la práctica meditativa. Significa que nos hemos acercado lo suficiente como para conocer el ruido real de estos pensamientos, pero que antes, en la mente ordinaria, no los oíamos. Mientras haya mente habrá pensamientos. La respuesta está en no hacer nada, ni juzgar ni apegarnos, hay que seguir con la atención y la contemplación. Con el tiempo veremos, entre la muerte de un pensamiento y el nacimiento del siguiente, la meditación, y podremos alargar ese espacio meditativo hasta reposar completamente en él.
Es importante antes de empezar la meditación, encomendarte a Dios y a los santos, y pedir su protección. Es una manera de protegerte de entes y pensamientos nocivos.